Una noche de julio alguien me preguntó de dónde venía la mala relación entre nosotros (el matrimonio Prieto-Ruiz) y Roberto Alonso, editor de la revista Círculo de Opinión. Y pensé que a alguien más le podía resultar interesante conocer la historia…
Un día, hace ya una docena de años, le escribí indignado al director de una publicación local, Círculo de Opinión, para llamarle la atención sobre la responsabilidad social de la prensa. Entonces le reprochaba que utilizara el lenguaje tan a la ligera, hablando de masacre («matanza de personas») para referirse a unos árboles talados, o titulando «la pradera se tiñó de sangre» un artículo que iba no de los fusilamientos del 2 de mayo sino de la muerte de un cisne en el ‘parque de los patos’. Además, le afeaba la crítica tan visceral, y por tanto mal argumentada, a la que sometía a la entonces alcaldesa Nieves García…
Roberto Alonso no me publicó la carta (nunca lo ha hecho cuando han sido críticas con su manera de proceder, faltaría más), pero se puso en contacto conmigo para invitarme a aportar mi saber hacer a la publicación. Y le expuse cuál creía que debía ser el papel de la prensa y la pluralidad necesaria por la que debía regirse (por respeto a los lectores). En concreto le propuse entrevistar a todos los representantes políticos, incluida a su vilipendiada alcaldesa…
Entonces unos problemas de espalda le obligaron a pasar por el quirófano, lo que le dejaría fuera de juego durante al menos dos meses. Fue cuando decidí echarle una mano y asumir la realización de las siguientes ediciones de Círculo de Opinión mientras él permaneciera de baja. Y lo hice desinteresadamente, con el ánimo de poder mostrarle que otra prensa era posible. Como agradecimiento me regaló un dibujo enmarcado de la Casa de Godoy dedicado tanto a mí como a mi mujer (en la imagen), invitándonos a cenar.
Pero pronto se recuperó, y la revista volvió a responder a sus criterios. Y yo dejé de colaborar por no compartirlos en absoluto, aunque seguíamos manteniendo una relación cordial (nos invitó incluso tiempo después a un aniversario de la publicación)… hasta que unos años más tarde, cuatro creo que habían pasado ya, le conté que iba a editar mi propio proyecto, «La Prensa de Villa». Y le salió el cacique que llevaba dentro. Ese espacio era suyo y yo osaba hacerle la competencia… Me retiró el saludo. Pero no solo, también tiró de malas artes, con anunciantes y proveedores, para ponérnoslo difícil.
Sin embargo, no sería hasta que José Jover le reclutó para sus fines (una que vez que el alcalde había decidido que un medio como “La Prensa de Villa” original “no debería tener espacio mediático”), cuando la tensión se hizo evidente. Fue cuando a pecho descubierto se convirtió en su ‘esbirro’, escribiendo a su dictado a cambio de muy distintos favores (gestionarle algunos anunciantes, filtrarle informaciones en exclusiva, incluso antes de que lo supieran los interesados aun siendo estos sus propios concejales, facilitarle trabajos adicionales desde el entorno municipal, privilegiar la app ‘28670 Todo Villa’ que pretendía impulsar, posibilitarle la realización de la después fracasada revista Villa Saludable…). Aunque realmente, demostrando mucha cobardía, no se atrevió a cargar contra mí hasta saber que yo dejaba “La Prensa de Villa” y por tanto perdía capacidad de respuesta, y además lo hizo sin dar la cara, a través de una supuesta carta al director sin firmar publicada en su revista. En fin.
Respuesta política
Fueron estas cosas, el modo en que estos personajes manipulaban voluntades, sus maneras de manejarse más propias de la camorra, las que hicieron que tomáramos la decisión de presentar una candidatura a las elecciones municipales de 2015, con el principal objetivo de aportar nuestra contribución a desterrar este tipo de prácticas al menos en Villaviciosa (es imprescindible recordar en este punto la rastrera carta enviada por el alcalde, exclusivamente por criticar sus formas de cacique –esas que ahora también denuncia hasta la nueva presidenta del PP local- a grupos políticos, trabajadores del Ayuntamiento y anunciantes de La Prensa de Villa, por la que ha sido condenado en primera instancia por “intromisión ilegítima en la intimidad y en el honor personal y profesional” de quien esto escribe).
De hecho, lo primero que dejó claro esa candidatura (liderada por mi mujer, María Ruiz, mucho más capacitada que yo para asumir esa responsabilidad; por valía, como ya ha demostrado, y por carácter, que para tragar con según qué cosas hay que tener más templanza de la que yo tengo), fue que jamás apoyaría un gobierno municipal manejado por José Jover, firmándolo ante notario; y la segunda, después de ser la segunda fuerza más votada y asumir los tres primeros de la lista sus actas de concejales, que iban a hacer todo lo posible para acabar con las prebendas de las que gozaban los ‘amigos’ del alcalde, entre los que se encontraba el editor de Círculo de Opinión.
Y la respuesta, tanto del alcalde como de su esbirro, demostrando de paso un machismo muy propio de la derecha más rancia que representan, fue tratar de desacreditar a la candidata y luego concejal reduciendo sus méritos a ser la esposa de, señalándola como simple marioneta, cuando por personalidad, principios, talento, formación, conocimiento y competencia, como ha venido demostrando pleno a pleno durante ya más de dos años, vale muchísimo más de lo que ellos pudieran soñar llegar a valer.
De hecho, cuando empezaron a darse cuenta del perfil de con quién se las gastaban, de que no había mano detrás que meciera la cuna porque esa cuna se sobraba para mecerse por sí misma, comenzaron las descalificaciones, primero políticas, repitiendo una y mil veces la falacia de que los concejales de VOX anteponían “sus fobias personales a los intereses generales de los villaodonenses”. Incluso perpetraron una entrevista (una más) para insistir sobre esa idea (nombrándose a VOX hasta quince veces), en la que se podían leer preguntas del tipo de…“¿Nos podría citar algunos casos en los que el boicot de VOX a su persona ha perjudicado gravemente los intereses de los villaodonenses?
Sin guardar el más mínimo respeto, faltándoselo de paso a los casi dos mil vecinos que les votaron, el editor de Círculo de Opinión comenzó a referirse a los concejales de este grupo político como “los odiadores”, entre otras cosas porque para entonces sus prebendas estaban siendo limitadas gracias a sus iniciativas, que valieron primero para que se cortara la injustificada financiación por parte del Ayuntamiento a su revista Villa Saludable (que no pudo mantener sin esos recursos adicionales) y luego impidiendo que una empresa privada, la ya nombrada y por él patrocinada app “28670 Todo Villa”, organizara por mor de la voluntad del señor alcalde la popular Ruta del Pincho, sin la que tampoco supo seguir desarrollando el negocio.
Por entonces este periodista estaba alejado de las intrigas pueblerinas, pero por lo visto aquello terminó por hacer perder definitivamente los papeles al personaje, recurriendo ya a las descalificaciones personales, acabando por escribir un artículo en el que se preguntaba si era estupidez, cobardía o inutilidad lo que había detrás de la manera de proceder de María Ruiz… Y tanto asco me dio leerlo que decidí dedicarle primero un post y después un comentario en ‘Un periodista en Villa’ que le volvían a dejar en evidencia.
Sin embargo, y a pesar de la patente bajeza moral de sus escritos, de su deleznable modo de desenvolverse, y por mucho juego que pudiera dar el personaje y muchas ganas que pudiera tener de hacerlo, jamás podría yo ir más allá de la crítica a cuestiones referidas al ámbito público y profesional, como es el caso de este artículo. No seré yo quien entre a desacreditar a nadie refiriéndome a aspectos de su intimidad personal, una línea roja que nunca se debería cruzar porque me definiría como un auténtico hijo de puta, ruin, mezquino y miserable que desde luego yo no soy.
En fin, espero que quien me haya leído hasta el final entienda un poco mejor las motivaciones de unos y de otros que nos llevan a proceder como procedemos.