Me llamo Miguel Ángel Prieto, tengo 55 años, soy padre de cinco hijos (uno en el cielo), periodista de profesión y solo me represento a mí mismo. Y desde 2010, en que fundé ‘La Prensa de Villa’, he hecho de la batalla contra el caciquismo en Villa una de mis cuestiones vitales. Quijote que es uno. Porque personalmente poco tengo que ganar y mucho que perder, como ha quedado sobradamente demostrado.
Y lo he hecho desde las páginas de ‘mi’ revista primero; a través de ‘Un periodista en Villa’, mi blog online, después; o contribuyendo decisivamente a la constitución de una alternativa política que trajera la regeneración a Villa o apoyándola activamente cuando las circunstancias lo han permitido… Sin dejar nunca de ser periodista.
Un caciquismo representado durante todo este tiempo por el alcalde del PP José Jover, ahora por su candidata a la alcaldía Pilar Martínez y siempre por el responsable de la publicación Círculo de Opinión Roberto Alonso, contra quienes he dirigido y dirijo mi lucha con el único propósito de conseguir que un día en Villa cambien las cosas y se libere del yugo de quienes la tienen sometida bajo un aparente talante democrático.
El caso es que en ese camino volvieron a convocarse elecciones municipales y de nuevo me impliqué poniendo todo mis recursos en favor de la causa. Y volví a apoyar a VOX Villa, convencido de que representan la regeneración que Villa necesita, desarrollando contenidos para su campaña, pero además no quise renunciar a mi independencia, por lo que también, asumiendo yo toda responsabilidad y los costes consecuentes, pensé en realizar otras acciones motu proprio para alcanzar el objetivo por el que llevo batallando todos estos años: que el caciquismo no campe a sus anchas en mi pueblo.
Y concebí principalmente dos iniciativas: la realización de una revista, ‘Por Villa’, en la que el contenido principal fuera una entrevista a la candidata a la alcaldía de VOX pero en la que pudiera expresarme libre y honestamente sobre todo lo concerniente a las elecciones. Y, aprovechando que hacía cinco años había creado una página de Facebook llamada Ciudadanos de Villa, cuando mi descontento con el PP me había llevado a votar a Ciudadanos (VOX no era nada), sacar un ‘flyer’ naranja (tratando solo de atraer la atención -el contenido no engaña- de los lectores a los que se dirigía), pidiendo a quienes votaron a C’S en las generales el voto para VOX en las locales.
Y hasta ahí yo sinceramente creía que no estaba haciendo nada malo en defensa de lo que siempre he pensado que era un bien común.
De hecho debía ser así cuando la candidata del PP Pilar Martínez decidía jugarse el todo por el todo y reventar el último día de campaña con graves acusaciones, que nunca va a poder probar ante un juez, y una puesta en escena mentirosa desde el principio hasta el final, con el único objetivo de generar la sensación de escándalo y hacer daño a VOX Villa y personalmente a su candidata María Ruiz Solás sin más fundamento que su propio delirio.
Porque incluso aunque ese ‘pasquin’ de ‘Yo voto a Mari Pili’ lo hubiera escrito yo, como afirma que tiene pruebas (la declaración de un repartidor que ha distribuido la propaganda del PP, con el que yo no llegué a un acuerdo por sus exageradas pretensiones para el reparto de dos folletos nuestros -de VOX y mío-, y tan ‘colaborador’ que hasta les pasa conversaciones de wasap que no demuestran nada -para que un juez le dé alguna credibilidad, vamos), pues aunque lo hubiera escrito yo, digo, ¿cuál sería el problema? Porque además de no ser ningún delito, el contenido, como ya he contado, me parece brillante y muy creativo para retratar perfectamente al personaje de manera elegante, sin duda una información muy interesante para los electores.
Pero ya se sabe cómo actúa esta gente, como dice el manual: acosando a sus críticos, fomentando su descrédito personal, y utilizando la coacción y el clientelismo para derrotar a quien ose interponerse en su camino. Y es que cuando te enfrentas a la serpiente del caciquismo ocurren cosas como las de ayer, donde ves con espanto cómo las personas sacan lo peor de sí mismas… Y he de confesar que me sentí vencido por quien encarna en Villa esa serpiente del caciquismo y por todo el entramado que lo ampara, que hasta algún podemita cobarde, oportunista y carroñero salió para rematarme estando en el suelo.
Y a mí me da igual que me den, digan que me han denunciado (otra mentira, es solo una manifestación ante la guardia civil) o me difamen (estoy acostumbrado), pero me indigna sobre todo porque a través de mí han intentado mancillar la imagen de María Ruiz Solás, y eso sí que no, porque ella es demasiado buena para haber tenido que pasar por la rabia, la impotencia y la frustración que tanta maldad le genera a cualquier ser humano.
En fin, que mañana sea lo que Dios quiera.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...