En un blog, cuando tomé la decisión de dejar La Prensa de Villa, escribí: “me vuelvo a casa, a vivir tranquilo con mi familia (…)… y al pueblo, lo digo sinceramente, que le den (total, es lo que hace la mayoría de la gente, incluso quienes lo gobiernan)». Evidentemente, como aclara la última frase (en cualquier caso lamento haber dado pie a cualquier otra interpretación, nada más lejos de mi intención), me refería (como así ha sido entendido generalmente) a que si a la mayoría de la gente, incluidos los que nos gobiernan, no les importaba qué y cómo se hacían las cosas en Villa, pues a mí también me dejaba de importar, dejando de preocuparme por los asuntos del pueblo. Pues bien, me equivoqué: he decidido no dejar de interesarme por los asuntos del pueblo, aunque ahora sin necesidad de editar una publicación que me exigía dedicarle mucho tiempo.

Y voy a empezar con un popurrí sobre hechos que en este tiempo me han llamado la atención. El primero, la intervención del alcalde durante la misa en honor de la Virgen del Pilar, patrona de la Guardia Civil, celebrada el pasado 12 de octubre en la Iglesia de Santiago Apóstol. Que un representante político se dirija a los fieles ya es chirriante, pero que lo haga en plena misa, antes de la bendición, no procede en absoluto. Pero no es en este caso el político el principal responsable (no se le pueden pedir peras al olmo), sino el párroco, por permitirlo.

Carta a los afiliados del PP También me ha ‘sorprendido’ la carta que el presidente del PP local, a la sazón el propio alcalde, ha enviado a los afiliados, llamando su atención sobre el avance de otros partidos, “salvadores de casi todo y de fácil capacidad de convencer”, a causa de la crisis, “que ha ido minando la paciencia y la credibilidad en la política en general y en muchos políticos”, ofreciéndose a hablar con todos los afiliados para intercambiar “ideas, sugerencias, propuestas, recomendaciones…”.

Es curioso que la culpa siempre sea externa, cuando lo que ha ido minando la credibilidad de los políticos son las actitudes prepotentes, la soberbia con la que gestionan, sus tejemanejes, sus gastos con tarjetas de crédito sin justificar, su intolerancia intelectual, la permanente defensa de sus intereses y no los de los ciudadanos… vamos, el tipo de político que tan bien representa nuestro alcalde. Yo ya le hago mi sugerencia: déjelo cuanto antes, que es gente como usted la que realmente hace mucho daño a la imagen de los políticos (en otra ocasión hablaré del ‘zorro astuto’ como estrategia de comunicación del PP local y cómo daña los intereses manifestados por la propia Esperanza Aguirre de que el PP vuelva a ser el partido de todos los españoles de centro derecha).

No habrá nuevo jefe de policía  Y qué decir de la decisión del alcalde de dejar sin cubrir ahora la plaza de jefe de policía cuando había dicho en julio que “en mes y medio” habría uno nuevo. ¿No hay nadie competente que quiera serlo o no hay ya motivo para que haya uno nuevo? En cualquier caso, preocupante. Y es que olió muy mal desde el principio, porque costaba entender ese empeño de colocar al brigada de la Guardia Civil cambiando el jefe de la policía más de siete años después de acceder al Ayuntamiento y a menos de uno de abandonarlo.

Salgo en Círculo de Opinión Dejo para el final la supuesta carta al director publicada en Círculo de Opinión que me han dedicado. Y como no está firmada, se entiende que el propio responsable de la publicación asume su autoría (aunque la haya podido escribir el propio alcalde o ambos al alimón, creyéndose zorros astutos).

Volviendo a insistir en que la mayoría de la gente entendió que mi frase no se refería a los “vecinos”, como torticeramente parece que pretende hacer ver el autor de la carta (esos puntos suspensivos que no están en mi texto pero que él entrecomilla como si estuvieran le delatan), y renunciando a enseñar a leer al que no sabe (de lo que deja evidencias continuamente –si no fuera así, habría visto, por ejemplo, que he recibido más apoyos de los que recibirá él en su vida), lo que a mí me lleva a tomar la decisión de desvincularme de La Prensa de Villa no es la supuesta falta de apoyo, sino que tengamos como alcalde a alguien capaz de proceder de esa manera y la actitud en general sea de resignación, llegando a la conclusión de que yo entonces también me resignaba, teniendo en cuenta además el esfuerzo personal y profesional que me suponía. Y no hay más.

Y no, no me pienso exiliar. Y menos porque me lo diga alguien que sin escribir directamente que “le den” es lo que supuestamente hace un día sí y otro también, tomando a los vecinos como si fueran idiotas con informaciones manejadas al antojo con el propósito de hacerles comulgar con ruedas de molino. Por cierto, hay quienes montamos nuestra empresa en Villa y otros que la montan en Boadilla: ¿Quién le dice realmente que “le den” al pueblo? De la categoría humana de uno y de otro no voy a hablar (la vida habla por sí misma), pero seguro que yo no soy un cobarde que publica un escrito de esa índole sin firmar y además tratar de hacerlo pasar como una carta al director. Eso sí que es patético.

Y una última cosa: he llegado a un acuerdo para vender la cabecera de La Prensa de Villa. Ya lo contaré cuando se cierre la operación.

Hasta el próximo post.