Desde la constitución de la nueva corporación municipal se vienen sucediendo situaciones extraordinarias («fuera de la regla natural o común»), para desconcierto de los que analizan la política al modo tradicional.
Y es que frente a la habitual manera de hacer política marcada por intereses partidistas o personales (que está muy bien representada en el Ayuntamiento por el PP y C’S) se ha abierto paso otra forma de hacer política donde el sentido común y el servicio a los ciudadanos marcan el modo de actuar, dándose, dependiendo de las propuestas sometidas a pleno, alianzas tan poco comunes como variables. Así, lo que políticamente podría resultar inexplicable, como que Podemos, IU, PSOE, UPyD y VOX voten en el mismo sentido (hay quienes se rasgan las vestiduras por ello), sin embargo a la gente de la calle no solo no le sorprende sino que es lo que demanda cuando lo compartido es reducir los salarios, controlar los gastos, eliminar el coche oficial o cualquier otra propuesta que contribuya a la regeneración política. Y a nadie ha de extrañarle que sin embargo en la siguiente propuesta voten cada uno por su lado cuando lo que se debate es la externalización o no del servicio de mantenimiento de parques y jardines, como igualmente ha ocurrido.
Pero lo que podría ser una situación casi idílica, donde son las personas las que deciden en conciencia, choca con un obstáculo insalvable: el alcalde. Con su desahogo habitual, asume los dictados de la mayoría cuando no le queda otra, pero si está en su mano trata de paliar con los medios a su alcance el revés cuando no pone las trabas que considera o directamente hace caso omiso, dilatando sin fecha el mandato del pleno. Porque puede. Y, mientras, sigue tomando decisiones sobre multitud de cuestiones sobre las que tiene potestad haciendo y deshaciendo a su antojo.
Esa es su estrategia, aguantar el chaparrón de los plenos y seguir su camino al margen de lo dictado por la mayoría. Pero no solo: de forma paralela se está trabajando también para añadir al apoyo de C’S, con el que cuenta desde el principio, los de VOX y UPyD. Empezando por separarlos de Podemos, PSOE e IU físicamente (las dependencias que les corresponden a los grupos políticos las ha distribuido en dos edificios distintos sin más criterio que ese -sin que nadie se sorprenda) y siguiendo por una política de mano tendida principalmente a través de algunos de sus concejales, especialmente María Martín (a él ya sabemos que le cuesta más, pero aún así no perdió la oportunidad en el último pleno de elogiar alguna intervención de quienes eran sus enemigos declarados antes de las elecciones. Y es que el malo de VOX según el alcalde es quien esto escribe, esa es la baza que está jugando y con cierto predicamento, hay que reconocérselo, hasta el punto de que seguiré siendo el malo, pero ya solo como Un periodista en Villa).
María Martín, el instrumento
Y como apunto, en ese intento de acercar posiciones con los más afines ideológicamente es clave María Martín, la cara amable del equipo de gobierno. Diputada nacional e hija del periodista Antonio Martín Beaumont (que fuera presidente de Nuevas Generaciones del PP y diputado en el parlamento de Castilla y León), colocada por la propia Esperanza Aguirre en la candidatura para abordar la regeneración del PP local, ha asumido el papel conciliador. Convencida de que más pronto que tarde José Jover dejará la alcaldía (porque se jubile o lo jubilen) y significándose como la mejor alternativa para relevarlo, está desplegando todas sus artes de seducción para obtener el apoyo de esos concejales de los que incluso se siente más próxima que de los propios. Y de momento con éxito, que hasta se cruzan propuestas de colaboración mutua a través de las redes sociales, además de haber votado ya a favor de una moción suya en el último pleno.
Pero al margen de las intenciones que fundamentan esa colaboración, la realidad es que de ese modo se le está dando oxígeno a Jover, aire para aguantar, conociendo al personaje, hasta el final del mandato.
Entonces es cuando surge la duda entre si debe primar entre los grupos más afines ideológicamente al PP la gobernabilidad del municipio, atendiendo a un supuesto interés general, colaborando por tanto en sacar adelante propuestas que supongan un beneficio para los vecinos, o llevar hasta las últimas consecuencias su oposición a un alcalde que consideran incapacitado para ejercer como tal. En apariencia un complicado ejercicio de equilibrio. Pero solo en apariencia.
Porque todo lo que sea contribuir a mantener a José Jover como alcalde es mucho más nocivo para los vecinos que impedir que salga adelante una moción concreta por mucho que pueda parecer de interés para todos.
Principalmente porque aportar argumentos para que siga en el cargo significa mantener su pésima gestión. Una gestión que ha impedido y seguirá impidiendo el desarrollo de muchas propuestas ya aprobadas o por aprobar (su ineficacia en este sentido es palmaria). Una gestión arbitraria (y por tanto injusta) del dinero público. Una gestión opaca por la que campa su libre albedrío. Una gestión autoritaria que imposibilita la colaboración de otras fuerzas políticas. Una gestión castigada una y otra vez por los tribunales con el coste consecuente para las arcas municipales. Una gestión nefasta de personal que crea agravios comparativos y genera desmotivación. Una gestión desafiante con el mandato de los vecinos, a los que da la espalda. Una gestión sin más interés que el suyo. Una gestión, en fin, que no se contrarresta colaborando con el equipo de gobierno apoyando sus propuestas.
La gobernabilidad del municipio no puede pasar por tanto por los concejales de VOX y UPyD; y su ingobernabilidad es exclusivamente responsabilidad del propio alcalde, por mucho que María Martín tienda la mano. De Jover, de su renuncia, debería depender la gobernabilidad de Villa. Si ni siquiera ejecuta las decisiones del pleno, ¿cómo es posible que se le proporcione oxígeno? Los propios concejales del equipo de gobierno deberían tomar la iniciativa para forzar su salida. Eso sí sería un ejercicio de responsabilidad política.
El audio negando la palabra aIU es la usual actitud antidemocártica de este impresentable personaje que no merece sef alcalde de villa
Me gustaMe gusta