El alcalde ha dejado sin competencias ya no solo a su mejor concejal sino a quien es secretaria general del PP local y la gran esperanza del partido en Villa de que otra manera de hacer política es posible. A María Martín.
Y se acaban los calificativos para definir al personaje. Miraba en el diccionario sinónimos de ‘déspota’ para ver si encontraba alguna definición que fuera más allá del significado de ese término (que en su segunda acepción dice: «Persona que trata con dureza a sus subordinados y abusa de su poder y autoridad»), pero tampoco ‘cacique’, ‘opresor’, ‘tirano’ o ‘dictador’ me parecían ya suficientes…
El final del comunicado de alcaldía para justificar su decisión, en el que vuelve a tergiversar la realidad en lo que más parece un síntoma clínico, le retrata mejor que cualquier calificativo que pudiéramos emplear: y es que después de acusarla de deslealtad por cumplir con su deber de acudir a declarar a instancias de la fiscalía y decir la verdad, se despacha con un «finalmente, indicar que la dedicación e implicación de la concejal en las áreas que tenía delegadas han sido muy insuficientes» (eliminadas por cierto las comas con las que separaba el sujeto del predicado, impropio de alguien del nivel que cree tener). ¿Se puede ser más rastrero?
Y siendo grave que deje el gobierno del pueblo en manos de cuatro concejales (ya son dos a las que ha retirado competencias), lo más… y en ese momento me venía a la cabeza el calificativo de ‘infame’, que inmediatamente buscaba en el diccionario: «Que carece de honra, crédito y estimación»; «Muy malo y vil en su especie». ¡Había encontrado por fin cómo titular este artículo!
Lo retomaba entonces, y terminaba por decir lo que quería decir, que lo más indignante era que la destinataria de su vileza fuera precisamente quien se ha destacado en estos tres años por ser la mejor de sus concejales, la más implicada, cercana, dialogante, honesta y resolutiva política que ha tenido un equipo de gobierno de Villa en mucho tiempo (por ser respetuoso). Sin duda la gran esperanza del PP local de regeneración política, capaz de entenderse con otros grupos, de derechas e izquierdas, con sentido común y el interés general como prioridad. Una política, en fin, ilusionante.
Pero como le decía a ella misma, mejor así, ‘cuanta más evidente sea la distancia con el personaje, más admiración despiertas’.
Como no podía ser de otra manera, la presidenta del PP local ha salido en defensa de su secretaria general (también las Nuevas Generaciones del partido), solicitando al PP de Madrid su intervención y la apertura de un expediente disciplinario al alcalde «por falta grave contra el honor» de María Martín. Una situación que abunda en el despropósito que está viviendo el municipio y que el Partido Popular es incapaz de solucionar. Y ya está bien.