Pilar Martínez imputada por la Audiencia Nacional, contaba la noticia. Y ella, presidenta del PP local, veloz, ha salido en las redes sociales diciendo que «donde no hay nada, nada se puede encontrar».

Además, en todo caso la imputación viene por ser parte de un gobierno regional que firmó lo que supuestamente no deberían haber firmado. Lo que quiero decir es que hay imputaciones, por mucha Audiencia Nacional que sea, e imputaciones (caso también de los concejales acusados por la fiscalía en el caso de la finca «La Albada»). Es decir, no es lo mismo ser el promotor de un delito que un mandado, aunque evidentemente también tenga su parte de responsabilidad.

Otra cosa es que no sea la mejor credencial para liderar la regeneración política desde el Partido Popular en Villaviciosa, sobre todo por lo que la significa como representante de la vieja política. 

Y es que lo que nos debería remover no es tanto la imputación como su manera de entender el poder (uno es el que manda y los demás más vale que cumplan su voluntad); su forma arbitraria de premiar a los que debe gratitud; su complicidad con quienes sostienen que sigamos siendo un municipio de caciques; sus amistades peligrosas, construidas a la vera de su influencia (contrayendo esas deudas de gratitud que ella presume de corresponder); su anacrónica convicción de que sin el apoyo de una publicación como Círculo de Opinión (sí, esa que según la llamada Plataforma Cívica fomenta la intolerancia, la incitación al odio, la división social, los valores antidemocráticos y la información no veraz) no se pueden ganar unas elecciones (y actúe por tanto en consecuencia, dándole soporte); su cultura por tanto de que el fin justifica los medios; en definitiva, que represente todo aquello que queremos que dejen de representar los políticos para que volvamos a creer en ellos.

Como cuando la escuchas justificar por ejemplo comportamientos inmorales o actuaciones con ausencia de toda ética, porque nada hay reprobable mientras un tribunal no lo condene, dejando claro que lo de la ejemplaridad de los políticos no sabe de qué va, pero se olvida de todo lo dicho cuando le interesa, no teniendo inconveniente en ‘condenar’ al alcalde por «falta grave contra el honor» de la secretaria general del partido en Villa sin esperar a que lo diga un juez o siquiera el Comité de Derechos y Garantías de su partido ante el que le ha denunciado.

En fin, que lo de estar imputada es solo un motivo más para reflexionar si el de María Pilar Martínez es el perfil político que queremos para nuestro municipio.